miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una entrevista políticamente incorrecta





Tengo una vieja propensión a la incorrección política y hace mucho tiempo que no leía una entrevista como la que leí hace unos días en El Mundo. Hacen una larga entrevista a Catherine Hakim: socióloga británica. Es profesora de Sociología de la London School of Economics, que tampoco es poca cosa. Esta señora ha dedicado su vida al estudio de las mujeres en el trabajo y de las políticas que hacen los Estados sobre las mujeres. Es cordialmente detestada por las feministas, cosa que no es extraña después de leer las cosas que dice. Le pregunta el periodista: “Usted ha publicado un ensayo sobre los mitos del feminismo ¿Cuál es el mito más influyente del feminismo?” Ella responde: “Es la idea de que hombres y mujeres tienen la misma idea de la vida y que ambos tienen el mismo interés por trabajar a tiempo completo. Para una minoría de mujeres, alrededor de un 20%, su carrera es la prioridad absoluta, pero la mayoría de las mujeres quieren mantener un equilibrio entre su trabajo y su vida familiar. La mayoría no quiere ni un puesto directivo, ni un empleo a tiempo completo y una minoría ni quiere trabajar”.  Sólo es el primer párrafo. Toda la entrevista es en esa línea. No se puede resumir la entrevista porque toda es genial y avalada con datos. Todo es justo lo contrario de lo que nos ha predicado la corrección política tanto de derechas como de izquierdas. Cosas como que las mujeres no son capaces de salir adelante, las cuotas… lo que responde a la pregunta de las cuotas femeninas en los consejos de grandes empresas no tiene desperdicio. Dice: “Que los políticos hagan lo que quieran en sus gobiernos pero no en las empresas. Nadie me ha presentado una sola prueba de que eso sea mejor para las empresas. Dicen que sería bueno para fomentar la diversidad, pero entonces ¿Por qué cuotas para mujeres y no cuotas para ancianos o para inmigrantes? Hay muchas mujeres que están en los consejos de las empresas y están por sus propios méritos. Cambiar la ley para instaurar una cuota es una traición a los méritos de las mujeres”. Realmente recomendable la entrevista.

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Puede tener razón Lagarde?



La Directora General del FMI ha dicho que nos podemos encontrar ante una nueva recesión. Lo interesante de esta cuestión es no sólo preguntarnos si tiene razón, sino ¿Por qué la puede tener? Por lo que sabemos igual Lagarde tiene razón. Igual estamos ante una nueva recesión ¿Por qué puede acertar? El FMI ha acertado a veces y otras muchas veces no. Lo interesante es que se habla de una nueva recesión. Si es nueva es porque la recesión ya había quedado atrás. En los últimos dos años habíamos estado creciendo. Muy lentamente, pero creciendo. Es decir, se estaba produciendo un proceso de recuperación de la recesión anterior ¿Qué ha pasado en este tiempo para que Lagarde pueda tener razón? Lo que ha pasado es un doble juego en donde ha habido por un lado un ajuste terrible del sector privado: de los ciudadanos y de los empresarios cuyas principales víctimas son los trabajadores que se han quedado en el paro y los empresarios que han cerrado. Al mismo tiempo ha habido una masiva intervención de las autoridades. Este es el doble juego que ha pasado en estos últimos años. Entonces se podría plantear la hipótesis de que los estímulos que los gobiernos han lanzado para presuntamente resolver la crisis puede que lo que hayan hecho es dificultar la recuperación y sembrar las bases de esta posible nueva recesión. Pensemos en el despilfarro, en los gastos absurdos… lo hemos visto en España pero también en otros países. Planes de estímulo como los de Obama por ejemplo, que evidentemente no han funcionado como estamos viendo con las cifras de la economía Norteamericana. Y en lo que este proceso de expansión del gasto público ha desembocado es en la situación de la deuda pública. Cuando los Bancos Centrales empiezan a comprar sin límite deuda pública cuya solvencia empieza a perder crédito y a ser cada vez más cuestionada, esto no puede pasar sin que tenga consecuencias. Algo tiene que pasar. Este proceso claramente no es sostenible. Una de las cosas que puede pasar es efectivamente la recesión. También pueden pasar otras. También puede pasar que crezcamos y si crecemos pues más menos se va resolviendo el tema. Pero yo creo que si Lagarde puede tener razón será por esta combinación letal de unos ajustes privados que se han hecho y de unas políticas económicas que han emprendido las autoridades que han sido muy equivocadas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Un dibujo y la verdad económica.





He visto un dibujo: es del Roto. Siempre me gusta seguir a este dibujante ya que condensa de manera muy habilidosa todos los tópicos del pensamiento único en materia económica. El dibujo consiste en una mano que se aferra a un puñado de billetes. Es una mano masculina, se ve que es un caballero de cierta elegancia y la mano está agarrando un fajo de billetes de 500 euros. Y el texto dice: “Afortunadamente los mercados no tenemos ninguna Constitución”. Sigue la idea de que los mercados hacen lo que les da la gana y a los políticos hay que aferrarlos con Constituciones. La realidad es justo la contraria y parte de una vieja equivocación: pensar que los políticos son como los demás y que los Estados son como las demás Instituciones de la sociedad civil. Entonces aquí las preguntas son: ¿Por qué se ha hecho este pacto? ¿Por qué se hicieron antes el pacto de estabilidad y crecimiento o las condiciones de Maastricht? ¿Por qué se imponen restricciones a los políticos? ¿Por qué hay que decirle a los políticos a través de toda clase de medidas algunas instauradas en la Legislación Suprema de los países que contengan sus gastos? ¿Por qué se les dice a los políticos y a las empresas y a los ciudadanos no? Porque en el momento en que es tú dinero lo cuidas y cuando tienes una crisis terrible como ha habido en todos estos años ¿Qué ha hecho la gente? Pues ajustar sus gastos. Ha reducido su gasto sin necesidad de ningún pacto, ningún diálogo social, ninguna foto… la gente hace eso espontáneamente. En cambio la política no, porque puede gastar el dinero del otro. Tiene la capacidad de coaccionar a los demás y por eso necesitan límites.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los liberales y nuestro mensaje







A la hora de vender nuestro mensaje, los liberales no deberíamos caer en la trampa del sectarismo. Ese sentimiento sectario es absolutamente contrario al espíritu liberal. Desgraciadamente a pesar de lo que digo, esto pasa muchas veces. El término liberal suena bien y por ello muchas veces se lo quieren apropiar gentes que se autodefinen como liberales y que tienen un sentimiento sectario que les impide ver más allá de su propio pensamiento. Hay gentes que se creen que su presunto liberalismo, es el único liberalismo posible y que fuera de ahí no hay nada. Como digo, no debemos caer en esa trampa los amigos de la libertad. El pensamiento liberal es abierto y está fuera de todo dogmatismo. Cometeríamos un serio  error los liberales si nos dejamos llevar por mensajes contrarios a ese espíritu abierto y antidogmático.  Una vez alguien me dijo: “Yo soy un liberal de los que primero se informa y luego opina”. Creo que ese es el camino.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Un diagnóstico equivocado.








Hoy en el Diario El País hay un artículo escrito por un magistrado llamado José Antonio Martín Pallín. Ese artículo es un buen resumen de las cosas que se están diciendo por parte de la corrección política, pero pasándose varios pueblos. Por ejemplo dice: “Los mercados los manejan unos delincuentes”. Este señor es Comisario de la Comisión Internacional de Juristas de Ginebra. Cuando dice eso ¿Qué estará pensando?  Cuando en el primer periódico de España se dice  que los mercados los manejan unos delincuentes ¿Qué clase de diagnóstico estamos haciendo sobre la realidad? Dice también: “Hay que restituir a este país su dignidad perdida en el templo de los mercaderes”. Aquí hay que volver una vez más a repetir que estas cosas ni son correctas, ni son ciertas. Los problemas que tenemos, que son muchos, no son por ningún delincuente. No hay ningún templo en dónde nos hayan arruinado la vida unos señores que se llaman los mercados. Aquí lo que ha pasado es que uno no puede hacer cosas sin que tengan consecuencias. Cuándo los Estados empiezan a gastar,  tienes una caída de la actividad, se te derrumba la recaudación, aumenta el déficit, el perfil de crecimiento posible de la deuda pública se vuelve insostenible… tiene que pasar alguna cosa. Entre otras cosas que los Estados no pueden pretender que se les siga financiando ilimitadamente y a un coste bajo. Algo tiene que pasar y cuando pasa, en lugar de mirar estas razones, que son problemas complicados, muchas veces se desplaza parte de la opinión pública a un discurso que es verdaderamente ficticio. Ficticio y peligroso. Detrás de esto lo que hay es que se quiere que se suban los impuestos. El diagnóstico es muy equivocado.